Rafael piensa que las cosas deberían irle mejor: dedica 24 horas al
día a su restaurante, está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene
amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho
tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico porque sufre el
mal de Alzheimer. Una serie de acontecimientos inesperados le obligan a
replantearse su vida. Entre ellos, la intención que tiene su padre de
cumplir el viejo sueño de su madre: casarse por la Iglesia.